Sobre la adaptación de podcasts en la era de la convergencia digital
El formato de audio a demanda, generalmente serializado, tiene características que lo vuelven atractivo para la industria audiovisual. Así la IP (propiedad intelectual) de este producto cultural sonoro genera nuevas expectativas.
*Por Andrés Fechtenholz, Buenos Aires, Argentina.
El podcast es un formato joven, por eso, quienes hoy nos dedicamos profesionalmente a hacerlos tenemos experiencias laborales muy diversas. La mayoría viene de trabajar en medios sonoros más tradicionales como la radio o la música, pero también son muchos los que llegan al podcast desde el mundo audiovisual. Ese es mi caso: soy camarógrafo y editor de video de origen, podcastero por adopción. Con la digitalización como excusa, trabajé con mi cámara en diversos híbridos audiovisuales: radios que empezaban a hacer transmisiones en video, diarios que abrían su canal de televisión por cable, revistas que usaban YouTube y podcast para expandir su contenido.
La Edad de Oro de la TV
Esta no es la primera ni va a ser la última coincidencia entre el mundo del podcast y el mundo del audiovisual. En simultáneo al crecimiento de las redes sociales y los servicios de streaming, surgieron las series de TV Lost, Mad Men, Breaking Bad, The Wire, Game of Thrones, entre otras, ese período fue conocido como ‘Peak TV’ o Edad de Oro de la televisión. En Argentina, esto provocó también un primer boom del podcasting a partir de una camada de podcasts dedicados a comentar series de televisión. En mi primer podcast, Puta Ficción, analizábanos y recomendábamos series Los podcast de comentarios de series o ‘After Show’ fueron un clásico acompañamiento para el fandom. Hacía 2014, ya se extendían más allá del nicho, incluso eran escuchados por un público que podía no haber visto la serie de la que se hablaba.
Siguiendo esta tendencia, no tardaron en aparecer los podcast “oficiales” auspiciados o directamente producidos por los canales que emitían las series televisivas. Mientras tanto, el podcast Serial batía récords en EE.UU. y muchos pudimos expandir nuestro catálogo sonoro a novedosos formatos narrativos. Todo indicaba que este camino compartido entre televisión y podcast narrativo desembocaría en formatos sonoros producidos a nivel de una serie de TV.
Esto está empezando a suceder, pero como todo en la era de la convergencia, nada es tan lineal como parece. Adaptarse a formatos muy estrictos puede ser contraproducente. El concepto que más repito, cuando hablo sobre desarrollo de contenidos para podcast o televisión, es que las ‘historias’ tiene que ser inicialmente format agnostic (de formato agnóstico). Este es un término que usó el jefe del Media Lab de CNN Otto Bell en el podcast ADLANDIA y que refiere a que cualquier idea de contenido no debe estar definida por su forma. Un buen ejemplo para esto es Modern Love: una columna dominical del diario New York Times, que relata historias de amor de personas reales, adaptada a podcast y luego adaptada por Amazon Prime a la televisión.
¿Pero una adaptación a otro formato siempre mejora una idea? La versión audiovisual de una entrevista radial, subida en diferido a YouTube, tiene ventajas y desventajas. A veces sumarle video hace que una charla pierda intimidad, pero nos da el beneficio de poder verlo en diferido. ¿Por qué Youtube y no podcast? La contradicción es que la radio, un medio en esencia sonoro, tenga que salirse de sus límites formales para competir con otros medios, en vez de desarrollar más a fondo sus características intrínsecas.
Como define José Luis Fernández en la nota para el portal Anfibia Auriculares para pensar: “Una mediatización no se define sólo por los dispositivos técnicos aplicados; sino también incluye sistemas genérico-estilísticos de lo discursivo y diferentes posibilidades de uso, aceptadas socialmente (…) lo que tienen en común las mediatizaciones del sonido es la carencia de imagen”. El podcast no llegó para “matar” a la radio, sino para darle una nueva dimensión a los contenidos de audio, algo que en la era del post-broadcasting no es solo un fenómeno pasajero, sino también, una oportunidad comercial.
Podcast: The Next IP’s?
El año pasado, luego de ganar un concurso de Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina (INCAA), tuve la suerte de viajar a uno de los mercados de televisión más importantes del mundo: MIPCOM, en Cannes, Francia. Un mercado de contenidos no es muy diferente a cualquier otra feria de negocios, un montón de pasillos alfombrados con vendedores en sus respectivos stands. La particularidad de MIPCOM es que el producto que se negocia es intangible, el objeto de transacción es la compra/venta de IP’s y sus respectivas ‘opciones’ de producción o licencias de uso.
La propiedad intelectual (Intellectual Property -IP- en inglés) se refiere a un bien económico y cultural que incluye productos intangibles, creaciones intencionales de un individuo. Entre estas están, por ejemplo, inventos, obras literarias y artísticas, símbolos, nombres, imágenes, entre otros. Todos estos están sujetos a explotación económica por parte de los poseedores legales de dicha propiedad -que no es lo mismo que ser autor/a de la obra-.
¿Por qué nos tienen que importar esto a l@s podcaster@s? En este mercado, aparte de stands y presentaciones de nuevos productos, hubo charlas con profesionales de la industria. En el panel llamado Fresh TV, la CEO de la empresa The Wit, Virginia Mouseler, se ocupó de enumerar nuevas tendencias en el mercado. En el temario apareció un slide con la palabra mágica: Podcast. Como observadora de las tendencias del mercado, Mouseler contó que en ese momento había en producción 2 series basadas en podcast. Contó como ejemplo, el status de la adaptación del podcast The Drop Out a un Drama de una hora, luego de que también fuera adaptado exitosamente por HBO como documental (The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley). Además mencionó otros 25 proyectos de series en desarrollo, entre ellos estaban Lore, Alice Isn’t Dead, The Bright Sessions, Tanis, The Unexpected Disappearance of Mars Patel, Limetown, y The Black Tapes.
Para nadie es una novedad que muchas series son adaptaciones de obras anteriores, pero el podcast, como fuente de IP tiene características que la industria audiovisual observa con cariño.
Formato: de StartUp a Alex Inc.
El “formateo” de un podcast a TV requiere menos esfuerzo que un cuento o una novela. Como unidad de contenido, el podcast y las series de TV comparten el formato serializado, de origen en folletines o novelas por entregas, con sus capítulos, temporadas, cortes publicitarios, ficciones publicitarias. Aunque estas similitudes, tampoco garantizan la adaptación exitosa de una historia.
Un gran ejemplo para mostrar esto es StartUp y su adaptación televisiva: Alex Inc. Estrenado en 2014, StartUp fue el podcast con el que Alex Blumberg lanzó su productora Gimlet (hoy parte de Spotify). Esta historia es el relato iniciático por excelencia en la industria del podcast. La premisa (o pitch, como le dicen en la jerga) parecía infalible: El exitoso podcast Start Up, pero, en formato de comedia familiar. Uno podría pensar entonces que la adaptación televisiva bajo la misma premisa hubiera sido un éxito asegurado. Pero no fue así.
Alex INC. fue una comedia de 24 minutos producida por la cadena ABC, con Zack Braff interpretando a Alex Schuman (una especie de alter ego del Blumberg de StartUp). Fue producida por Matt Tarses, retomando el exitoso equipo de la serie Scrubs, que había terminado el año anterior. Si bien el podcast tenía momentos graciosos, su verdadero “gancho” era su formato narrativo: StartUp contaba en primera persona la intimidad de su propia creación, con estética documental y en llamativo tiempo real. Hay algo de la intimidad del formato documental que es lo opuesto a la planificación de una comedia televisiva, e incluso el nicho ‘entrepreneur’ al que apuntaba StartUp no era igual al de una comedia familiar en el prime time de ABC. StartUp venía a romper los esquemas y Alex Inc no estuvo a la altura, fue cancelada luego de seis episodios.
Género: de Serial al True Crime
El catálogo de podcast cuenta con géneros propios, pero también, muchos son heredados de la televisión y la radio, tanto de ficción como no ficción. En la adaptación de StartUp, cambiarle el género al podcast -de documental a comedia- puede haber sido la razón de su fracaso. Ese es el caso opuesto a lo que sucedió con Serial, el podcast de True Crime creado por otra ex-NPR Sarah Koenig, que fue la punta de lanza del “boom” del podcast de 2014. Fue el podcast que más rápido llegó a las 5 millones de descargas en iTunes.
Lo interesante es que su adaptación, no fue sólo directa sino también -y quizás más interesante para explicar este punto- indirecta. Parte del boom del podcast a nivel mundial está relacionado al género True Crime y su continuidad en la televisión. Mientras Serial estrenaba su segunda temporada en 2015, dos exitosos documentales expandieron el éxito del género en la televisión: The Jynx (HBO) y Making a Murderer (Netflix). Serial fue adaptado a televisión en 2019. HBO estrenó el documental de 4 episodios The Case Against Adnan Syed, pero también produjo episodios con actualizaciones del caso, hasta la liberación de Adnan, protagonista de su primer temporada. Surgieron spin offs con capítulos explicativos y de backstage hasta que finalmente “formatearon” su experiencia al podcast S-Town, en colaboración con This American Life.
Con esa trayectoria, es muy probable que las nuevas producciones de Serial Productions puedan contar con fondos por anticipos de compra de IP, incuso antes de publicar un episodio. De esta manera, en sus propias palabras, quieren convertirse en el HBO de los podcasts.
El ‘audio’ en Audiovisual: The Duncan Trussell Family Hout / The Midnigt Gospel
En un contexto donde el video es el “rey”, hay que considerar siempre al podcast dentro del espectro de los contenidos audiovisuales, aunque sólo ocupe la parte del audio. También, sería un pecado del podcast olvidar la dimensión visual que sin dudas invoca el audio. No es casualidad que los mejores podcast sean los que más usan los recursos del paisaje sonoro y/o la descripción minuciosa para darle una dimensión visual al contenido. Esto deja un hueco más fácil de llenar a la hora de la adaptación.
El ejemplo más concreto, y muy reciente, es The Midnight Gospel, adaptación del podcast The Duncan Trussell Family Hour. Tanto el podcast como su adaptación televisiva mantienen la premisa: el ‘spacecaster’ Clancy (una especie de podcastero intergaláctico), viaja a través de mundos a punto de sufrir apocalipsis con el objetivo de entrevistar a sus habitantes para su spacecast. La versión televisiva suma la muy oportuna colaboración de los creadores de otra serie de animación exitosa “Hora de Aventura” quienes suman las imágenes, a las entrevistas en audio de Clancy.
Costos: Homecoming
El costo de producción de un episodio de podcast es (incluso en los podcasts más caros) mucho menor al de un episodio televisivo. Esto parece obvio, pero llevémoslo más allá. Lo más interesante -y que, como decíamos antes, productoras como Gimlet y Serial Productions empiezan a aprovechar- es que, según el nivel de producción de un podcast, también puede ser realizado a un costo igual o menor del que se invierte hoy en el desarrollo de un producto televisivo. Esto permite un modelo de desarrollo de productos audiovisuales a partir de la realización y publicación de un podcast.
Gimlet hizo su primera ficción en audio: Homecoming. “Como en la tele, pero para los oídos”, dice Blumberg en una temporada especial de StartUp donde describe el detrás de escena de la adaptación televisiva y que sirvió de anticipo a los fans del podcast original.
La serie en su versión audio fue protagonizada por Catherine Keener, Oscar Isaac y David Schwimmer. Quizás aprendiendo de los errores de Alex Inc, Gimlet fue parte orgánica del desarrollo de la versión televisiva, que finalmente tuvo su emisión por Amazon Prime. Fue dirigida por el creador de Mr. Robot, Sam Esmail, y protagonizada, nada más y nada menos, que por Julia Roberts (declarada fan de la versión en audio). Sus guionistas originales, Eli Horowitz y Micah Bloomberg venían del diseño sonoro de otros podcasts de Gimlet y luego formaron parte del equipo de escritura de la versión audiovisual. En el podcast mencionado antes, cuentan que no tenían idea de cómo se escribía para audiovisual, pero que no les asustaba, porque cuando empezaron sus carreras como ingenieros de sonido, tampoco tenían idea cómo escribir para podcast.
Las ventajas del RSS y la distribución “orgánica”
En plena “guerra del streaming” las OTT -servicios Over the Top- (Netflix, Amazon, Disney, HBO, etc.) compiten muy fuerte por IP con éxito probado en otros medios. Es sabido de batallas comerciales por best sellers o ganadores de premios literarios, una validación previa es una carta muy fuerte a la hora de convencer inversores. Los grandes estudios, algo falto de ideas (o simplemente jugando a lo seguro), se muerden la cola haciendo remake de cuánto viejo éxito pueden utilizar. Estos conglomerados de medios basaron su liderazgo abultando su biblioteca de IP (el ejemplo de Disney es claro) pero la realidad es que están obligados a arriesgar también en nuevos proyectos porque nunca se sabe de dónde va a salir la próxima Casa de Papel.
El caso del podcast es especialmente particular por su forma de distribución -al menos hasta ahora- “no exclusiva”. El sistema RSS, sin publishers ni intermediarios da la posibilidad de reconocer éxitos “orgánicos”, o sea, validados por la propia audiencia y no por ratings dudosos, comités arbitrarios o ventas intermediadas por publicidad.
Lo que sigue
L@s podcaster@s tenemos que darle importancia a esta tendencia presentada en MIPCOM. La industria audiovisual puso su ojo en los podcasts, pero también en América Latina y los contenidos en español. Hablando con varios de mis interlocutores de aquella jornada, todos oriundos de países de habla hispana, muy pocos conocían los podcasts mencionados en la conferencia, de hecho, muy pocos sabían qué era un podcast.
Lo que quiero plantear aquí es que hoy no es una locura pensar en financiar un podcast con la venta anticipada de derechos de adaptación, incluso podcast de no-ficción (hasta diría, especialmente podcasts de no-ficción). Puede que sea una jugada difícil (un moonshot, como dice Alex Blumberg), y que a la larga, si sucede, no participemos de la producción audiovisual, pero seguramente, pensar en estas ventajas nos ayude a traer nuevos jugadores que ayuden a robustecer la industria del podcast y así darle impulso a producciones en audio de mayor envergadura.
(*) Andrés Fechtenholz es Colaborador en residencia de Podcaster@s.
Director Cinematográfico argentino egresado de la UCINE y Especialista en Industrias Culturales en la Convergencia Digital por la UNTREF. Trabaja hace más de 10 años como “Freelance Audiovisual” todo terreno. Siempre interesado en el desarrollo y la innovación en contenidos narrativos para nuevos medios. Realizó su primer podcast sobre series con amigos y ahora brinda servicios de producción para dos podcasts. @AndyFechi